Cuando hablamos de salud, solemos enfocarnos en la prevención o en el control de enfermedades, en el dolor físico o en cómo mejorar nuestra calidad de vida en general. Sin embargo, hay un tema que muchas veces queda fuera de la conversación: la sexualidad. Esta suele considerarse como un tema externo a la salud integral, sin embargo, muy por el contrario, la sexualidad en cada una de sus expresiones es parte integral de la salud global. Para quienes viven con enfermedades crónicas o dolor crónico, la sexualidad puede verse afectada de maneras que no siempre son fáciles de entender o expresar.
Una de las áreas de la sexualidad más comúnmente afectadas en mujeres y hombres que viven con enfermedades crónicas es el deseo sexual. Por “deseo sexual” se entiende el interés en experimentar actividad sexual, así como tener pensamientos o fantasías con contenido sexual, y puede expresarse durante la interacción en pareja o también de manera individual. Es una emoción que nos motiva a buscar intimidad y contacto sexual ya sea con otras personas o con uno/a mismo/a.
Como otras áreas de expresión de la sexualidad, el deseo sexual está determinado por un conjunto de factores biológicos, psicológicos y sociales. Pero sobre todo, son fundamentales los determinantes psicosociales y psicosexuales. El deseo sexual puede variar en intensidad según factores como la edad, el estado de salud y las experiencias personales.
Como otras áreas de la sexualidad, el deseo sexual también puede presentar trastornos, en particular, cuando se presenta una disminución o ausencia persistente del interés por la actividad sexual, lo cual causa malestar personal y dificultades en las relaciones interpersonales. Lo anterior se conoce como “deseo sexual hipoactivo”, y puede deberse a causas físicas (cambios hormonales tanto en hombres como en mujeres, por ejemplo), así como a factores psicológicos (depresión y ansiedad, entre otros). Las enfermedades crónicas se encuentran dentro de las causas más frecuentes de los trastornos en el deseo sexual.
¿Por qué ocurre esto?
La condición médica por sí misma puede constituir un factor de riesgo para presentar trastorno del deseo sexual. Ello se relaciona tanto con la expresión y progresión de la enfermedad, así como con sus efectos fisiológicos. Pero el deseo sexual también está muy influenciado por nuestras emociones, niveles de estrés, autoestima y por la dinámica en nuestras relaciones. Cuando una persona vive con una enfermedad crónica, como diabetes mellitus, artritis reumatoide, fibromialgia, cáncer, o algún diagnóstico que genere dolor, es esperable que estas experiencias impacten tanto en el cuerpo como en la mente.
El dolor físico constante puede limitar la relajación corporal y puede generar fatiga que, a su vez, disminuye el interés en la actividad sexual. También algunos tratamientos para controlar el dolor o controlar las enfermedades crónicas, pueden reducir el deseo sexual; ejemplos de estos medicamentos son algunos antidepresivos. Por último pero no menos importante, el vivir con una condición crónica puede afectar la autoestima, generar ansiedad e impactar negativamente en la manera en la que una persona percibe y experimenta su sexualidad.
Además de los factores antes mencionados, es importante considerar la posible influencia de actitudes negativas e información incorrecta respecto a la sexualidad, así como de los conflictos de pareja y factores socioambientales que pueden influir como limitadores de un ejercicio sexual satisfactorio. Estos factores no son privativos de las personas con enfermedades crónicas, pero pueden también estar presentes en ellas y profundizar aún más el trastorno del deseo sexual.
La importancia de hablarlo
Muchas personas sienten vergüenza o incomodidad de hablar sobre sexualidad especialmente con su médica o médico e, incluso con sus parejas. También pueden pensar que el deseo sexual es una condición biológica que se debe presentar siempre y de manera espontánea para el ejercicio sexual. Por ello, abordar este tema de manera abierta y honesta puede marcar una gran diferencia en su bienestar emocional y físico.
Un(a) profesional de la salud puede ayudar a identificar si los problemas con el deseo sexual están relacionados con la enfermedad misma, con los medicamentos o con otros factores, y en consonancia realizar las recomendaciones más adecuadas y basadas en el conocimiento científico. Y la comunicación con la pareja sobre cómo se siente y qué puede cambiar en su sexualidad puede fortalecer la relación y ayudar a encontrar nuevas maneras de conectar emocional y físicamente.
Algunas recomendaciones para promover su salud sexual y la expresión de su intimidad
Hablar del deseo sexual en el contexto de convivir con la enfermedad crónica es un acto de valentía y autocuidado. La sexualidad es una parte fundamental de nuestra vida y bienestar, y merece ser atendida con la misma importancia que cualquier otro aspecto de la salud. Si tú o alguien cercano está pasando por esto, recuerda que no estás solo(a) y que hay maneras de recuperar la conexión contigo mismo y con tu pareja.
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Autoras: Yazmín Valadez González & Loraine Ledón Llanes.
La Dra. Yazmín Valadez González es Médica Cirujana egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, realizó su Servicio Social de la carrera en el Departamento de Biología de la Reproducción "Dr. Carlos Gual Castro" en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ). Es residente médica aceptada para la especialidad en Ginecología y Obstetricia en la UMAE 4 "Luis Castelazo Ayala" en el periodo 2025-2029.
La Dra. Loraine Ledón Llanes es Licenciada en Psicología por la Universidad de La Habana (UH), Maestra en Género, Sexualidad y Salud Reproductiva por la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Especialista en Terapia de Pareja por el Centro Integral de Sexualidad y Educación Sexual, y Doctora en Ciencias por la UH. Es Investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Biología de la Reproducción Carlos Gual Castro del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
Referencias